jueves, 21 de febrero de 2013

mariano


Escucha lo que dices,
siempre te oigo hablar
y tengo la sensación
de que no sabes lo que dices,
tiras de demagogia barata
cuando te ves crecido,
huyes por la puerta de atrás
cuando la situación te sobrepasa,
escondido tras las sombras
de tu servicio de seguridad,
modificas tu discurso
allá a donde vas,
pero siempre son las mismas tonterías.

Juegas cuando estás con ventaja,
pero no te paras a ver las consecuencias,
desde tu pedestal no puedes ver
el sufrimiento que provocas,
tu y los buitres que pupulan a tu alrededor,
solo buscando subir un escalón más,
todos se rien de ti cuando te ven llegar,
cuando acaricias tu barba de hombre.

Se que no te escuchas,
las tonterías que dices no tienen igual,
como un programa de humor radiofónico,
un ridículo que traspasa lo absurdo,
un esperpento a nivel nacional
en el que se ha convertido la actualidad política,
y veo como sonríes de pura satisfacción,
con orgullo por lo hecho,
como caudillo de una causa impuesta por la fuerza,
¡ay, mariano!, quien te lo iba a decir a ti
cuando paseabas tan calladito por Pontevedra.